martes, 15 de enero de 2013

Jóvenes y derecho a la ciudad



Alejandro Encinas Nájera

En el artículo anterior planteé que los jóvenes no sólo representan un sector de gran peso en términos demográficos y económicos, sino que tal como lo demostraron recientemente, tienen la capacidad de alterar drásticamente el curso de la narrativa política. Sin embargo, todavía sus voces no están siendo del todo escuchadas al momento de trazar los rumbos de nuestra sociedad.

Precisamente la efervescencia de formas no convencionales de participación ciudadana es resultado de la aspiración de las juventudes de participar en la toma de decisiones a través de un diálogo intergeneracional en condiciones equitativas e innovadoras. De ahí parte la necesidad de instaurar un nuevo paradigma en el quehacer público. Su construcción precisa de un basamento teórico sólido y vigente. En el derecho a la ciudad podemos encontrar el punto de partida.

El derecho a la ciudad es la posibilidad de construir colectivamente una ciudad en la que se pueda vivir dignamente, reconocerse como parte de ella, y donde se posibilite la distribución equitativa de diferentes tipos de recursos y servicios públicos: trabajo, salud, educación, vivienda, recursos simbólicos, participación y acceso a la información. Para el especialista en el tema, Jordi Borja, todos estos derechos son indivisibles; si falla el respeto y la consideración de uno de éstos, entonces todos fallan.

Este concepto es oportuno en la medida en que es consustancial a la integralidad de las políticas públicas y la transversalización del tema joven a lo largo de todo el ámbito social. Con el ánimo de alentar el debate y la reflexión, a continuación se esbozan diez ejes de una potencial plataforma para alcanzar la ciudad que queremos.

1. Una política innovadora e integral.- Se deben reemplazar las políticas y las instituciones que segregan y encasillan el tema juvenil. En su lugar podría establecerse un diseño semejante al Gabinete Joven, figura con éxito probado en gobiernos locales como el de Santa Fe, Argentina. Se trata de abordar los temas de las juventudes en términos de transversalidad.

2. Ciudad del conocimiento.- Hoy en día la globalidad económica, cultural y social se pone en marcha a través de los circuitos de la sociedad de la información. Son tiempos que ofrecen grandes oportunidades para el desarrollo y la interconexión entre las regiones y las localidades. Para no quedarse al margen, las ciudades tienen que estar preparadas e incorporar las nuevas infraestructuras. En el Distrito Federal los beneficios de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) tan sólo han favorecido a una minoría. Esta brecha digital tiende a ampliar otras desigualdades sociales. Por ello es necesario democratizar y hacer gratuito el acceso y la capacitación en el manejo de Internet y otras tecnologías.

3. Sustentabilidad y justicia intergeneracional.- Hay que transitar a un nuevo tipo de convivencia con el medio ambiente y los recursos naturales que permita su aprovechamiento productivo y sustentable con una visión de justicia intergeneracional, para que las juventudes de mañana puedan acceder a su disfrute. Nuevos espacios verdes, la reforestación de los existentes, el detenimiento de la mancha urbana, la educación ambiental y el fomento a la agricultura urbana y las azoteas y muros verdes, deben ser elementos presentes en esta plataforma.

4. Movilidad urbana.- En la Ciudad de México se pierden diariamente 3.3 millones de horas-hombre por el tráfico, lo que equivale a 33 mil millones de pesos al año. Esta situación provoca pérdida de competitividad y compromete la sustentabilidad del proyecto metropolitano. Para remediarla se deben fomentar medios de transporte no motorizados, expandiendo a otras zonas de la ciudad las rutas del sistema Ecobici y los carriles reservados a los ciclistas. El DF tiene que convertirse a la brevedad en una ciudad amigable con el peatón, que sea disfrutable caminarla, generando campañas de concientización entre los automovilistas y confinando más calles para uso exclusivamente peatonal.

5. Ciudad segura y amigable con los jóvenes.- Sin duda éste es un tema que angustia a las juventudes capitalinas de todos los estratos. En su relación con la seguridad, sobrellevan un doble conflicto: por un lado, son presas de robos y otros delitos; por otro lado, son estigmatizados por los cuerpos policiacos, los cuales los criminalizan por el sólo hecho de ser jóvenes. Para abordar el primer problema, hay que profundizar la agenda de políticas sociales y redistribución del ingreso que tan buenos resultados ha brindado. En segundo lugar, los cuerpos policiacos y los órganos persecutores tienen que ser capacitados y sensibilizados en temas juveniles.

6. Economía y empleo: la oportunidad del bono generacional.- En la Ciudad de México 1 de cada 3 personas tienen entre 15 y 29 años de edad. Si bien el bono demográfico debería constituir una palanca para el crecimiento económico, si se dilapida, tal como está ocurriendo, puede convertirse en un grave problema de gobernabilidad y estabilidad económica en el mediano y largo plazo. En las generaciones emergentes se desenvuelve una paradoja: al tiempo que cuentan con mayor preparación escolar y un acceso a la información muy por encima de las generaciones que las precedieron, tienen una menor expectativa de encontrar un empleo acorde con su nivel profesional. Se puede atender esta problemática a través de medidas tales como: incentivos a las empresas que se inscriban a programas de primer empleo; un programa mediante el cual se dé seguimiento a jóvenes desde sus estudios y que culmine con su colocación en el campo laboral; potencializar la oferta laboral del sector servicios, en especial de las profesiones vinculadas con la sociedad del conocimiento.

7. Ciudad policéntrica: En las delegaciones centrales de la ciudad se concentran los servicios sanitarios, fuentes de trabajo, centros educativos y sedes de las tomas de decisiones no sólo de la Zona Metropolitana, sino incluso del país. Desde la Ciudad de México se debe impulsar decididamente la figura del gobierno metropolitano y del desarrollo regional. Esto con el fin de descentralizar la economía y las ofertas laborales generando una ciudad policéntrica en la que cada unidad territorial provea íntegramente condiciones de proximidad a sus habitantes en lo que se refiere a servicios públicos y centros de trabajo. Asimismo, es necesario replantear los términos del pacto federal para que la Ciudad de México reciba una compensación fiscal por asumir los costos de capitalidad, los cuales deberán ser invertidos en las zonas de mayor riesgo y rezago.

8. Espacio público y ocio no mercantilizado.- En el espacio público se construye ciudadanía, esparcimiento, se teje cohesión social e identidad comunitaria. Allí todos somos iguales con independencia de nuestra capacidad adquisitiva. Ante el clima de inseguridad y abandono del espacio público, la vida social y las actividades lúdicas entre las y los jóvenes se han trasladado a espacios privados, tales como los centros comerciales. La ciudad carece de una amplia oferta de ocio no mercantilizado para su población joven. Sin embargo, hay experiencias exitosas en la ciudad que deben replicarse, tales como las Fábricas de Arte y Oficios (FARO). Se trata de que el arte y la cultura, entendidas como un acto creativo y liberador, salgan a las calles y plazas públicas de la mano de las juventudes, para que éstas se reinserten en la convivencia social y recuperen el espacio público en sus barrios, pueblos y colonias.

9. Educación gratuita y de calidad.- Que el DF sea la entidad del país con el mayor nivel educativo y la mayor oferta, no es motivo de festejo. Todavía nueve de cada diez jóvenes que pretenden ingresar a una universidad pública no lo pueden hacer por falta de cupo. La ciudad está emplazada a multiplicar su oferta educativa a través de la apertura de planteles a nivel superior, lo cual puede lograrse planificando presupuestos plurianuales que fortalezcan la autonomía y viabilidad de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). El programa Prepa Sí ha disminuido en un 60% la deserción escolar. Por su alto nivel de efectividad, políticas públicas progresivas y universales como ésta, han de refrendarse. Además, debe procurarse que exista una vinculación efectiva entre los programas de estudio y las demandas del mundo laboral, al tiempo que se implementen programas que contribuyan a la colocación de los recién egresados en un trabajo digno. Lo anterior, siempre tomando en cuenta que la educación no sólo otorga herramientas de competitividad económica, sino que es también la vía para la realización y emancipación personal, por lo cual las artes y las humanidades son áreas del conocimiento que deben ser revalorizadas.

10. Ciudad de vanguardia y de derechos sociales.- En los últimos quince años el DF se ha afianzado como un bastión del progresismo; por los nuevos derechos sociales conquistados, nuestra ciudad se ha vuelto un referente para Latinoamérica y el resto del mundo. Sin embargo, en materia de derechos humanos es imposible escribir un punto final; siempre habrá un largo camino por andar. Todavía no se alcanza una auténtica equidad de género en ámbitos públicos y privados como el laboral, el ingreso, la participación política, la formación escolar y la atención a los hijos. Asimismo, el acceso a la prestación de servicios públicos de calidad y la exigibilidad de derechos son asimétricos en razón de la clase social y el lugar de residencia. En efecto, prevalece una discriminación inaceptable hacia diversos grupos sociales, misma que puede ser agravada por variables como edad, género, preferencia sexual, capacidades diferentes y posición económica.

Éstas, junto con otras tantas, son las asignaturas pendientes para alcanzar la ciudad que queremos.
@A_EncinasNajera

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