Alejandro Encinas Nájera
En el artículo anterior planteé que los
jóvenes no sólo representan un sector de gran peso en términos demográficos y
económicos, sino que tal como lo demostraron recientemente, tienen la capacidad
de alterar drásticamente el curso de la narrativa política. Sin embargo,
todavía sus voces no están siendo del todo escuchadas al momento de trazar los
rumbos de nuestra sociedad.
Precisamente la efervescencia de formas
no convencionales de participación ciudadana es resultado de la aspiración de
las juventudes de participar en la toma de decisiones a través de un diálogo
intergeneracional en condiciones equitativas e innovadoras. De ahí parte la
necesidad de instaurar un nuevo paradigma en el quehacer público. Su
construcción precisa de un basamento teórico sólido y vigente. En el derecho a la ciudad podemos encontrar el
punto de partida.
El
derecho a la ciudad es la posibilidad de
construir colectivamente una ciudad en la que se pueda vivir dignamente,
reconocerse como parte de ella, y donde se posibilite la distribución equitativa de diferentes tipos de
recursos y servicios públicos: trabajo, salud, educación, vivienda, recursos simbólicos, participación y acceso a la información. Para el especialista en el tema, Jordi Borja, todos
estos derechos son indivisibles; si
falla el respeto y la consideración de
uno de éstos, entonces todos
fallan.
Este
concepto es oportuno en la medida en que es consustancial a la integralidad de las políticas
públicas y la transversalización del tema joven a lo largo de todo el ámbito
social. Con el ánimo de alentar el debate y la reflexión, a continuación se
esbozan diez ejes de una potencial plataforma para alcanzar la ciudad que
queremos.
1. Una
política innovadora e integral.- Se deben reemplazar las políticas y las
instituciones que segregan y encasillan el tema juvenil. En su lugar podría
establecerse un diseño semejante al Gabinete Joven, figura con éxito probado en
gobiernos locales como el de Santa Fe, Argentina. Se trata de abordar los temas
de las juventudes en términos de transversalidad.
2. Ciudad
del conocimiento.- Hoy en día la globalidad económica,
cultural y social se pone en marcha a través de los circuitos de la sociedad de
la información. Son tiempos que ofrecen grandes oportunidades para el
desarrollo y la interconexión entre las regiones y las localidades. Para no
quedarse al margen, las ciudades tienen que estar preparadas e incorporar las
nuevas infraestructuras. En el Distrito Federal los beneficios de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) tan sólo han favorecido a
una minoría. Esta brecha digital tiende a ampliar otras desigualdades sociales.
Por ello es necesario democratizar y hacer gratuito el acceso y la capacitación
en el manejo de Internet y otras tecnologías.
3. Sustentabilidad
y justicia intergeneracional.- Hay
que transitar a un nuevo tipo de convivencia con el medio ambiente y los
recursos naturales que permita su aprovechamiento productivo y sustentable con
una visión de justicia intergeneracional, para que las juventudes de mañana
puedan acceder a su disfrute. Nuevos
espacios verdes, la reforestación de los existentes, el detenimiento de la
mancha urbana, la educación ambiental y el fomento a la agricultura urbana y
las azoteas y muros verdes, deben ser elementos presentes en esta plataforma.
4. Movilidad
urbana.- En la Ciudad de México se pierden diariamente 3.3 millones de
horas-hombre por el tráfico, lo que equivale a 33 mil millones de pesos al año.
Esta situación provoca pérdida de competitividad y compromete la
sustentabilidad del proyecto metropolitano. Para remediarla se deben fomentar
medios de transporte no motorizados, expandiendo a otras zonas de la ciudad las
rutas del sistema Ecobici y los
carriles reservados a los ciclistas. El
DF tiene que convertirse a la brevedad en una ciudad amigable con el peatón,
que sea disfrutable caminarla, generando campañas de concientización entre los
automovilistas y confinando más calles para uso exclusivamente peatonal.
5. Ciudad
segura y amigable con los jóvenes.- Sin duda éste es un tema que angustia a
las juventudes capitalinas de todos los estratos. En su relación con la
seguridad, sobrellevan un doble conflicto: por un lado, son presas de robos y
otros delitos; por otro lado, son estigmatizados por los cuerpos policiacos,
los cuales los criminalizan por el sólo hecho de ser jóvenes. Para abordar el
primer problema, hay que profundizar la agenda de políticas sociales y
redistribución del ingreso que tan buenos resultados ha brindado. En segundo
lugar, los cuerpos policiacos y los órganos persecutores tienen que ser
capacitados y sensibilizados en temas juveniles.
6. Economía
y empleo: la oportunidad del bono generacional.- En la Ciudad de México 1
de cada 3 personas tienen entre 15 y 29 años de edad. Si bien el bono
demográfico debería constituir una palanca para el crecimiento económico, si se
dilapida, tal como está ocurriendo, puede convertirse en un grave problema de
gobernabilidad y estabilidad económica en el mediano y largo plazo. En las
generaciones emergentes se desenvuelve una paradoja: al tiempo que cuentan con
mayor preparación escolar y un acceso a la información muy por encima de las
generaciones que las precedieron, tienen una menor expectativa de encontrar un
empleo acorde con su nivel profesional. Se puede atender esta problemática a
través de medidas tales como: incentivos a las empresas que se inscriban a
programas de primer empleo; un programa mediante el cual se dé seguimiento a
jóvenes desde sus estudios y que culmine con su colocación en el campo laboral;
potencializar la oferta laboral del sector servicios, en especial de las
profesiones vinculadas con la sociedad del conocimiento.
7. Ciudad
policéntrica: En las delegaciones centrales de la ciudad se concentran los
servicios sanitarios, fuentes de trabajo, centros educativos y sedes de las
tomas de decisiones no sólo de la Zona Metropolitana, sino incluso del país.
Desde la Ciudad de México se debe impulsar decididamente la figura del gobierno
metropolitano y del desarrollo regional. Esto con el fin de descentralizar la
economía y las ofertas laborales generando una ciudad policéntrica en la que
cada unidad territorial provea íntegramente condiciones de proximidad a sus
habitantes en lo que se refiere a servicios públicos y centros de trabajo.
Asimismo, es necesario replantear los términos del pacto federal para que la
Ciudad de México reciba una compensación fiscal por asumir los costos de
capitalidad, los cuales deberán ser invertidos en las zonas de mayor riesgo y
rezago.
8. Espacio
público y ocio no mercantilizado.- En el espacio público se construye
ciudadanía, esparcimiento, se teje cohesión social e identidad comunitaria.
Allí todos somos iguales con independencia de nuestra capacidad adquisitiva.
Ante el clima de inseguridad y abandono del espacio público, la vida social y
las actividades lúdicas entre las y los jóvenes se han trasladado a espacios
privados, tales como los centros comerciales. La ciudad carece de una amplia
oferta de ocio no mercantilizado para su población joven. Sin embargo, hay
experiencias exitosas en la ciudad que deben replicarse, tales como las
Fábricas de Arte y Oficios (FARO). Se trata de que el arte y la cultura,
entendidas como un acto creativo y liberador, salgan a las calles y plazas
públicas de la mano de las juventudes, para que éstas se reinserten en la
convivencia social y recuperen el espacio público en sus barrios, pueblos y
colonias.
9. Educación
gratuita y de calidad.- Que el DF sea la entidad del país con el mayor
nivel educativo y la mayor oferta, no es motivo de festejo. Todavía nueve de
cada diez jóvenes que pretenden ingresar a una universidad pública no lo pueden
hacer por falta de cupo. La ciudad está emplazada a multiplicar su oferta
educativa a través de la apertura de planteles a nivel superior, lo cual puede
lograrse planificando presupuestos plurianuales que fortalezcan la autonomía y
viabilidad de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). El
programa Prepa Sí ha disminuido en un
60% la deserción escolar. Por su alto nivel de efectividad, políticas públicas
progresivas y universales como ésta, han de refrendarse. Además, debe procurarse
que exista una vinculación efectiva entre los programas de estudio y las
demandas del mundo laboral, al tiempo que se implementen programas que
contribuyan a la colocación de los recién egresados en un trabajo digno. Lo
anterior, siempre tomando en cuenta que la educación no sólo otorga
herramientas de competitividad económica, sino que es también la vía para la
realización y emancipación personal, por lo cual las artes y las humanidades
son áreas del conocimiento que deben ser revalorizadas.
10. Ciudad
de vanguardia y de derechos sociales.- En los últimos quince años el DF se
ha afianzado como un bastión del progresismo; por los nuevos derechos sociales
conquistados, nuestra ciudad se ha vuelto un referente para Latinoamérica y el
resto del mundo. Sin embargo, en materia de derechos humanos es imposible
escribir un punto final; siempre habrá un largo camino por andar. Todavía no se
alcanza una auténtica equidad de género en ámbitos públicos y privados como el
laboral, el ingreso, la participación política, la formación escolar y la
atención a los hijos. Asimismo, el acceso a la prestación de servicios públicos
de calidad y la exigibilidad de derechos son asimétricos en razón de la clase
social y el lugar de residencia. En efecto, prevalece una discriminación
inaceptable hacia diversos grupos sociales, misma que puede ser agravada por
variables como edad, género, preferencia sexual, capacidades diferentes y
posición económica.
Éstas, junto con otras tantas, son las
asignaturas pendientes para alcanzar la ciudad que queremos.
@A_EncinasNajera
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