jueves, 22 de julio de 2010

Día 88

Todo comenzó con la extinción de una empresa. Pero más que un trámite administrativo, fue un asalto tan sólo equiparable con las prácticas de los regímenes más despóticos. Luz y Fuerza del Centro desaparecería y con ella más de 40 mil plazas de trabajo. –Que pongan su changarro y acepten la indemnización, aconsejaba el gorila que hoy tenemos como secretario de Trabajo. Pero no contaba con la ejemplar dignidad de los trabajadores aglutinados en el Sindicato Mexicano de Electricistas. Resistir fue su imperativo ético. Y así, sin trabajo ni ingreso, andando a contracorriente en una sociedad a veces indiferente, abrumada con sus problemas cotidianos, y con un gobierno que enaltece la máxima salinista de “ni los veo ni los oigo”, continúa la lucha de los electricistas por la restitución de su trabajo. Es fundamental aclarar esto: no piden más, pero tampoco van a aceptar menos.

Luego vino la solicitud de amparo. A todas luces la extinción contravenía el espíritu de nuestra Constitución. Pero la Suprema Corte de Justicia decidió por unanimidad renunciar a sus funciones de garantizar la legalidad y prefirió ser un vasallo del Poder Ejecutivo.

Es así como el ingeniero Cayetano Cabrera cumple hoy 88 días en ayuno, situación que lo pone al filo de la muerte. Ni siquiera esta protesta extrema ha estremecido a Calderón y a los suyos. ¿Y qué decir sobre los grandes consorcios mediáticos? Para ellos esta huelga es inexistente. Discrepa mucho de la cobertura que ha merecido el ayuno del disidente del régimen cubano, Guillermo Fariñas. Él sí es un héroe, él sí es un mártir y víctima de un “gobierno autoritario”; Él sí merece primeras planas y reportajes especiales. Es ver la paja en el ojo ajeno y caer en la simulación y encubrimiento de nuestra realidad.

Pese a todo, el SME no va a desistir. Hoy su estrategia va encaminada a que se admita que si bien la empresa ya no existe, el servicio no desapareció, y por tanto, las plazas de trabajo tampoco. Hay un patrón sustituto obligado a garantizar la inserción y los derechos laborales de aquéllos que rechazaron la indemnización.

No hay comentarios:

Publicar un comentario