martes, 29 de septiembre de 2009

Billonario por accidente

Mark Zuckerberg estudiaba en Harvard. Pertenecía a esa casta invisible de nerds que preferían programar códigos binarios en vez de participar en actividades propias de la vida universitaria tales como ligar, ir de fiesta y eventualmente estudiar. Actualmente, con 25 años de edad, es el billonario más joven del mundo. La revista Time lo ha calificado como una de las personas más influyentes del 2008. ¿Cómo fue que el hijo de un dentista en menos de 4 años se hizo de esa riqueza e influencia mundial? La respuesta reside en una cadena de accidentes, genialidades, ambiciones y, algunos aseguran, plagios y traiciones. La gente –concluye Zuckerberg– es más vouyerista de lo que hubiera pensado. Y este joven sí que supo aprovechar esto, al convertir a su invento Facebook en la adicción de nuestros tiempos.

Las redes sociales son herramientas útiles. Pero por lo visto, su éxito tiene algo de enfermizo: la interacción por la red es muy atractiva para individuos abrumados en sí que eluden entablar una relación en la vida real. Con un sólo click el ser más antisocial puede entrar en contacto con su amor platónico, ver sus fotos, amistades, hábitos, lugares que frecuenta, con la ventaja de mantener el anonimato. Por extraño que suene, la fuente de la fortuna de Mark fue su rechazo social y su poca suerte con las mujeres. Todo comenzó en un dormitorio estudiantil. Resentido, Zuckerberg se infiltró en las computadoras de su escuela para apropiarse de las fotos de sus compañeras. Las subió a Internet para que la gente las pudiera comparar con animales de granja. Así se convirtió en una leyenda local. Luego llegó Facebook, sitio que comenzó siendo una red para universidades de Estados Unidos. Hoy es una de las seis páginas de Internet más visitadas. Diariamente 150 mil personas se suman a los más de 300 millones de usuarios. Microsoft compró 1.6% de las acciones tasadas en 240 millones de dólares. La compañía vale 15 billones de dólares. Mark sigue vistiendo playera y bermudas.

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